El periodo que va
desde el primero año hasta los seis años de edad se caracteriza por el vasto
desarrollo y la adquisición de habilidades. El niño aprende a hablar, correr y
convertirse en un ser social. El niño de un año utiliza principalmente los
dedos para comer y quizá requiera ayuda para usar una taza. A los dos años
puede sostener una taza con una mano y utilizar bien la cuchara, aunque es posible que el niño todavía prefiera utilizar sus manos a
ratos. El niño de seis años ha perfeccionado las habilidades y empieza a
utilizar un cuchillo para cortar, así como para untar.
Debido a que el
crecimiento es lento durante estos años, también disminuye el apetito, lo que a
menudo provoca preocupación por parte de los padres. Los niños tienen menos
interés en los alimentos y más interés en el mundo que les rodea. Desarrollan
“caprichos transitorios a ciertos alimentos” durante este tiempo, rehusando
alimentos que antes aceptaban o pidiendo uno en particular en cada comida. Esta
conducta puede deberse al aburrimiento con los alimentos habituales o
significar que han descubierto su independencia.
Con frecuencia este es
un tiempo difícil para los padres, ya que hay preocupación sobre la adecuación
de la dieta y la frustración con la conducta de su hijo que aparentemente es
irracional con respecto a los alimentos. Los conflictos sobre el control de la
situación a la hora de comer son infructuosos, no puede forzarse al niño a
comer. Los padres necesitan comprender que este periodo es parte del desarrollo y que es temporal.
Los niños
preescolares, debido a su menor capacidad y a la variabilidad del apetito,
están mejor con porciones pequeñas de alimentos que se les ofrecen varias veces
al día. Lo de pequeñas es en comparación con los estándares de los adultos. Un
consejo general es ofrecer una cuchara de alimento por año de edad y se sirve
más alimento de acuerdo con el apetito.
La mayoría de los niños comen de cuatro a seis veces, lo que hace
que los bocadillos sean tan importantes como las comidas que contribuyen a la
ingesta de nutrientes diarios totales. Los bocadillos deben elegirse con cuidado de
manera que sean ricos en nutrientes y no se limiten a galletas, refrescos,
frituras... Del mismo modo, habrán de seleccionarse alimentos que tengan la menor
propensión a provocar caries dental. Los bocadillos saludables que les gustan a
muchos niños pequeños incluyen fruta fresca, queso, verdura crudas,
leche, jugos de fruta, galletas integrales y los emparedados.
En la aceptación de los alimentos por parte de los
niños pequeños, por lo general, se evitan temperaturas extremas y prefieren el alimento tibio. Algunos alimentos se rechazan debido al
olor más que el sabor. A menudo se requiere una sensación de orden en la
presentación de los alimentos. Muchos niños no aceptan alimentos que estén en
contacto entre sí en el mismo plato y no son populares los platillos como los
guisos de carne con verduras.
El escenario físico a
la hora de comer es tan importante para los niños como la atmósfera emocional.
Es indispensable no hacerles comer con los pies colgando y los brazos alzados
sobre una mesa que está a una altura incómoda. Son ideales las mesas y sillas
firmes apropiadas al tamaño infantil; si el niño come en una mesa estándar con
la familia, debe utilizarse una silla alta o alguna
modificación para permitir su comodidad.
Los tazones, platos y vasos deben ser
irrompibles y que pesen lo suficiente para resistir el movimiento. Un tazón
poco profundo es mejor que un plato para los niños pequeños, con el fin de
facilitar el cuchareo.
Las cucharas y tenedores gruesos y cortos son más
manejables y causan menos cansancio. Los niños pequeños suelen no comer bien si
están fatigados, y esto requiere considerarse cuando se programan las horas de
comida y juego. Una actividad tranquila o el descanso inmediatamente antes de
comer conduce a una comida relajada, disfrutable. Sin embargo, para estimular
un buen apetito los niños necesitan tener actividades motoras intensas y pasar
tiempo al aire libre.
Las experiencias alimentarias de los niños preescolares se centraron
en el hogar y la familia. En la actualidad, debido a los cambiantes estilos de
vida familiar, muchos niños pasan parte o la mayoría del tiempo en guarderías,
en jardines de niños y programas (estimulación temprana). En dichos lugares, pueden consumir sólo un
bocadillo o hasta dos comidas y dos bocadillos por día, dependiendo del tiempo
implicado. En consecuencia, para muchos niños, más de la mitad de los
nutrientes se suministran en estos sitios.
Los servicios
alimentarios en las instituciones grupales como las guarderías, los programas están regulados por lineamientos
federales o estatales, y es posible que algunas instituciones participen en
programas nutricionales patrocinados por instancias gubernamentales. La calidad
de los alimentos y los bocadillos pueden variar enormemente; los padres deben
investigar este aspecto cuando elijan un lugar para su hijo.
Debido a la presión de
los compañeros, por lo general los niños comen bien en ambientes grupales.
Estos escenarios también son ambientes ideales para los programas de educación
nutricional, tanto al momento de la comida como en las diversas actividades de
aprendizaje. El hecho de experimentar nuevos alimentos, participar en la
preparación de alimentos sencillos y la acción de plantar un jardín con plantas
comestibles son actividades que desarrollan y favorecen hábitos y actitudes
positivas hacia los alimentos.